Las poblaciones calcolíticas manifestaban su carácter comunitario y colectivo a través del enterramiento en dólmenes, cámaras funerarias para toda la comunidad, que son las primeras manifestaciones de arquitectura monumental en la Península y que servían además para indicar el territorio de cada grupo.
Tenían un complejo elenco de creencias, reflejadas en sus ídolos; los más abundantes son los ídolos placa en pizarra con símbolos geométricos, y excepcionales los que tienen forma humana, como los que aquí se exhiben. En esta vitrina, además, pueden observarse diferentes formas cerámicas, un excepcional vaso de piedra decorado y puntas de lanza de cobre, metal que empieza a utilizarse en esta época.