En esta vitrina se contraponen piezas importadas griegas y fenicias con piezas inspiradas en ellas. Se destaca un plato gris local, con varios grafitos de los que se deben resaltar dos lechuzas y un texto escrito en escritura del Suroeste o tartésica, confrontada a un plato rojo fenicio de forma similar.
Igualmente, una copa griega de barniz negro o kýlix, usada para beber vino, es el modelo lejano para la copa local expuesta en esta misma vitrina.
Esta mezcla de piezas fabricadas en la Península y de piezas importadas, es la principal característica del Periodo Orientalizante, que fue una época de intensa simbiosis cultural en la que se creó una nueva cultura a través de la interacción entre lo local y lo importado.