Entre el siglo II y I a.C., el territorio de la actual provincia de Badajoz se incorporó al imperio de Roma, lo que supuso un cambio sustancial de la cultura y de las costumbres. Aquí dicho cambio está representado por la vajilla romana, en cerámica, bronce y vidrio, que revela la existencia de nuevas formas y costumbres culinarias, lo que indica una forma enteramente nueva de vivir.
Igualmente, la riqueza y variedad de formas y materiales revelan que una característica del momento era el comercio y el trasiego de materiales de un lado a otro del imperio.