Cueva del Valle es un santuario rupestre que ocupa una cavidad natural en el Cerro del Puerto, sobre una pequeña sierra que separa los términos de Zalamea e Higuera de la Serena, desde la que se domina visualmente el entorno.
En su interior fueron depositadas por los devotos numerosas ofrendas, presumiblemente para pedir el favor divino o para agradecer favores ya recibidos. Los objetos encontrados ofrecen una cronología entre los siglos I a.C. y I d.C.
Por sus reducidas dimensiones, se trata más bien de un amplio abrigo que de una cueva, en la que se aprecian huellas de intervención humana. Las paredes interiores fueron rebajadas y al exterior, junto a la boca, fueron tallados tres escalones que facilitan el acceso a la cavidad. Frente a ella y a un nivel inferior existe una explanada natural que debió tener un papel importante en el culto desarrollado en este paraje considerado sacro por la población que ocupaba los asentamientos del entorno.
Los objetos encontrados en su interior son exvotos de barro realizados a mano, macizos, que reproducen figuras antropomorfas siempre desnudas con los atributos sexuales marcados, como los que pueden verse en la Sala de Roma del Museo. También fueron depositados numerosos recipientes de cerámica común a torno y cerámica romana de formas variadas, como lucernas, páteras o platos y copas. Entre ellas destacan vasos en miniatura realizados a mano, recipientes que han sido interpretados no solo como ofrendas en sí mismas sino a su vez como contenedores de ofrendas.
Las manifestaciones de este tipo de religiosidad popular se caracterizan por desarrollarse al margen del control de las jerarquías religiosas oficiales. Están atestiguadas desde época antigua y han perdurado hasta nuestros días. Prueba de ello es la existencia de numerosas ermitas a las que aún se acude en romería en determinadas fechas del año; en las paredes de muchas de ellas se siguen colgando exvotos.
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